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Molteni & Dada Boutique, 2018

Localización:
Bogotá, Colombia
Año:
2018
Área construida (m2):
200m2
Colaboradores:
Catalina Bulla, Isabella Zuccardi
Fotografía:
Mateo Pérez, Connie Restrepo
La Boutique Molteni&C|Dada en Bogotá, desarrollada en colaboración con el grupo Schaller, representa un destacado proyecto que ilustra la expansión exitosa del Grupo Molteni en Latinoamérica.

Desde una perspectiva arquitectónica, el desafío consistió en lograr un equilibrio entre la superficie destinada a la exposición y la creación de una experiencia espacial excepcional que estuviera en perfecta sintonía con la estética distintiva de la marca.

Para llevar a cabo este proyecto, se seleccionó una casa construida en la década de 1940 ubicada en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad, El Nogal. Este barrio recibe su nombre de un árbol emblemático en la zona y se caracteriza por sus calles de ladrillo, que se convirtieron en un elemento clave del proyecto. Con el tiempo, la casa había sufrido intervenciones que habían ocultado su esencia original, por lo que la estrategia de diseño se centró en eliminar los elementos que habían distorsionado la autenticidad del espacio.

Para conectar armónicamente la propuesta con el entorno urbano circundante, se diseñó una extensa plataforma de ladrillo en la entrada principal. También se restauró la fachada, devolviéndole su imagen original, y se introdujo un nuevo elemento en forma de cajón oscuro que cubrió las áreas irrecuperables y articuló la entrada junto a una amplia vitrina que exhibe la prestigiosa colección. El resto de la envolvente del edificio se mantuvo en un segundo plano, dotándole de un tono gris claro y sellando sus aberturas, dirigiendo así la atención hacia los productos expuestos.

El acceso a través del cajón comprimido enfatiza la sensación de expansión al ingresar al espacio interior, donde se retiró parte del forjado del primer piso para revelar las vigas de madera originales de la cubierta.

Aquí, un volumen de piezas apiladas se dispone de manera imponente en la doble altura y se encarga de la estructuración del programa, ocultando la parte privada y guiando a los visitantes en su recorrido. El ladrillo sigue desempeñando un papel destacado, como en las calles del barrio, pero ahora en un tono gris oscuro que envuelve el espacio y centra la mirada en la colección.

Esta sala inicial de gran altura y oscuridad precede a un espacio comprimido sumergido en la penumbra, que contrasta con la amplitud y luminosidad del próximo espacio. En este punto, un impresionante lucernario formado por una serie de vigas paralelas proyecta sombras rayadas, otorgando un carácter especial a este espacio.

Finalmente, tres escalones invitan a finalizar el recorrido dando acceso a través de unas escaleras a un área de menor altura, pero muy luminosa. Este espacio da sentido a la secuencia que se inspira en el mito de la caverna: un camino hacia un ideal donde el deslumbramiento forma parte del proceso.

A través de esta cuidadosa concatenación de espacios, se logra una gradación en la privacidad de los mismos y, en conjunto con la restauración de la esencia del edificio, se crea un ambiente fluido con una diversidad de atmósferas cautivadoras.